Hoy lloré, me sentí un fracasado y dudé de mi valor como persona. En esos momentos en los que parece que todo se desmorona, es difícil no cuestionarse. Me encontré atrapado en mis propios pensamientos, en la presión de lo que debería estar logrando. Pero justo cuando más lo necesitaba, Dios estuvo a mi lado para recordarme quién soy realmente. A veces es fácil perderse en la incertidumbre y en las expectativas que nosotros mismos nos ponemos. Nos cargamos con el peso de querer tenerlo todo bajo control, olvidando que no siempre depende de nosotros. Es en esos momentos cuando más necesitamos esa fuerza superior, esa voz interna que nos dice: “Tú vales, no por lo que logras, sino por lo que eres”. Esa verdad, aunque difícil de recordar en medio de la tormenta, siempre está ahí, esperando ser escuchada. No es la primera vez que me siento así, pero cada vez que me levanto, entiendo que estos momentos me están moldeando para algo más grande. Caer no me define; lo que me define es la capacidad de seguir adelante con fe y propósito, recordando siempre quién soy en esencia. Y si hoy, al leer esto, te sentís igual, recordá que no estás solo. Todos atravesamos esos momentos de duda, pero lo importante es no olvidar quiénes somos realmente. Así como yo, vos también podés encontrar esa fuerza dentro de vos para seguir adelante.