"Meditando sentada en las cenizas del bosque escuché: “Lo que renace de las cenizas renace más fuerte.” El momento después del fuego es de luto. El momento después del luto es de reorganización. Surge una energía inevitable, la energía de la continuidad de la vida. Sentía la conversación del micelio: “Entonces, cómo hacemos? Cómo nos organizamos? Cómo distribuimos lo que hay, lo que queda, para que nuestro ecosistema surja?” Las cenizas fertilizan. El fuego quema lo superficial y da paso a la vida detrás de lo material.
Mi rezo es que como humanidad tengamos esa conversación antes de que más deba quemarse."